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Argentina | 11.06.2020  

Con Hambre No Hay Cuarentena

Este jueves 11 de junio se realiza la jornada nacional de lucha más grande desde la cuarentena. Con epicentro en el Obelisco, se replica una acción de lucha de los movimientos sociales y piqueteros en 30 puntos de 21 provincias.

Fuente: www.prensaobrera.com

Desde temprana hora de la mañana en toda la geografía Nacional se establecen medidas de fuerza que involucran a miles de trabajadores desocupados integrantes de la casi totalidad de las organizaciones sociales existentes, con la excepción obvia de las organizaciones oficialistas que integran el gobierno de Alberto Fernández.

Desde Tierra del Fuego, donde se hará la olla popular más austral del mundo, pasando por un piquete en Caleta Olivia en la Santa Cruz de los Kirchner, en Chubut y en el Neuquén en la que los mineros de Andacollo marcan el ritmo con su heroica lucha, por la Córdoba del parazo del transporte y de la lucha contra el robo a los jubilados, en Tucumán y en Chaco que han sido blanco de la represión del Estado, en Jujuy y en seis puntos del interior de la provincia de Buenos Aires y en 12 provincias más, los desocupados y sus organizaciones ganan las calles.

Porque el IFE no llega a todos ni mucho menos, porque hay 3 millones de compañeros sin poder cobrarlo y porque los trabajadores con programas sociales han sido arbitrariamente excluidos y no pueden soportar la cuarentena sin changas y con un ingreso congelado en $ 8.500.

Porque los comedores y merenderos siguen sin la asistencia necesaria y porque con $125 por día para una familia (eso significó el IFE en estos 80 días), no se puede vivir.

Ahora, el Gobierno ha anunciado un bono de $3.000 para los “esenciales” compañeros que trabajan en los comedores populares y que significan un “apoyo” de ¡$27 por día! por familia.

El Gobierno se burla de los que han venido luchando en la primera línea de fuego en los comedores populares y que ya tienen a sus víctimas, a sus mártires en los compañeros que han muerto en las villas de Capital, siendo responsables de comedores populares y han dado la vida en la lucha contra el virus.

En estos 80 días mientras no llegaba la asistencia alimentaria y sanitaria necesaria, miles de compañeras y compañeros se la jugaron en la primera línea de lucha contra el hambre.

Este jueves se manifiesta la bronca popular por todo esto. Los trabajadores que no aguantamos la cuarentena sin alimentos, sin elementos de higiene, no estamos dispuestos a seguir viendo como caen los compañeros por el virus y la desidia de los gobiernos, que luego apelan a los cercos policiales, como en Villa Azul creando verdaderos guetos.

 

La cuarentena se defiende con las condiciones materiales necesarias

Mientras se subsidia a las patronales y se paga una usuraria y fraudulenta deuda externa, los trabajadores y jubilados han sido víctimas de descuentos y de despidos ilegales que sin embargo el gobierno deja pasar sin chistar.

Los trabajadores defendemos la cuarentena como una medida elemental de salud pública y reclamamos los protocolos de seguridad e higiene para los trabajadores esenciales. No tenemos nada que ver con las patronales que quieran reventar la cuarentena mandándonos a laburar en trenes y subtes atestados; rechazamos a la derecha bolsonarista que desprecia la vida humana para defender su rentabilidad y hace el ridículo con convocatorias reaccionarias a las que no acuden ni los cuatro que la convocan.

Advertimos que sin alimentos, sin elementos de higiene y sin el sustento material para miles de familia no hay cuarentena que aguante y es el propio Gobierno el que está boicoteando las garantías para que se mantenga.

Salimos con un programa reivindicativo para garantizarla y denunciamos al gobierno que sigue pagando la deuda, llamamos a la unidad con el movimiento obrero combativo que el 16 ganará las calles, con un programa político, que plantea el no pago, el impuesto a las grandes fortunas y que la crisis la paguen los capitalistas, junto a un pliego de reivindicaciones para la emergencia.

Este jueves vamos a la calle, con barbijos, con cuidados y distanciamiento pero con la necesidad de levantar nuestros reclamos.

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